La leyenda de la Niebla de Patlanalán

🌄 La leyenda de la Niebla de Patlanalán 🌫️

Hace muchos años, en lo alto de las montañas que rodean Patlanalán, vivía un espíritu guardián llamado Xochiténatl, una deidad del bosque que protegía los manantiales, los árboles y a los animales que ahí habitaban. Su presencia se sentía al amanecer, cuando la niebla descendía como un manto sagrado sobre los campos y casas del pueblo.

Cuenta la leyenda que los antiguos habitantes ofrecían flores silvestres y mazorcas recién cosechadas en pequeñas cuevas de piedra al pie del cerro, para agradecer las lluvias suaves y las cosechas abundantes. Mientras el pueblo viviera en armonía con la tierra, Xochiténatl les bendecía con el agua cristalina del pozo de pilapa y tierras fértiles.

Xochiténatl deidad del bosque

Pero un año, llegó un forastero con promesas de oro y progreso. Convenció a algunos de talar parte del bosque para abrir camino a nuevas tierras, pero solo se apropio de terrenos y cosechas ajenas. Al poco tiempo, la niebla dejó de bajar, los manantiales comenzaron a secarse, y los animales desaparecieron del monte.

Los más ancianos, al ver el desequilibrio, subieron al cerro una noche de luna llena a pedir perdón. Encendieron copal, cantaron en náhuatl, y dejaron ofrendas antiguas que ya casi nadie recordaba. Fue entonces que el viento trajo de vuelta un suave murmullo: la voz de Xochiténatl, advirtiendo que cuidaran el monte y su vegetación o el pueblo olvidaría su nombre y con ella su extinción, junto al estruendo una laguna emergió, dispersando la niebla a su paso se observo.

Desde entonces, cada mañana que la niebla vuelve a envolver Patlanalán, los habitantes agradecen en silencio, sabiendo que Xochiténatl todavía los vigila.

Y así, la niebla ya no es sólo clima… es memoria viva del respeto y la conexión con la tierra.

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